Ir al contenido principal

Práctica 12: Educación en 2030. 'Érase una vez, el Carnival Row literario'

 


Once upon a time... Una época distópica, pero no. Aires victorianos, pero tampoco. Los seres inteligentes se han vuelto cada vez más; al estilo del lanzamiento de Amazon Prime Carnival Row, cada uno de ellos ha desarrollado superpoderes tan especiales que han tenido que unir fuerzas para salir adelante. Son conocidos como los insiders. Viven en comunidad en una pequeña aldea, donde, esto no ha cambiado, cada uno es de su padre y de su madre. Pero algo los hace todavía más diferentes del resto de mortales, y no es, precisamente, su carácter de vencer al tiempo, ni tampoco su monstruosidad aparente, hermosa virtud. Ellos, y ellas, consumen libros. Literalmente. Las letras escritas están en peligro de extinción, puesto que esta especie se alimenta de manuscritos, cuanto más antiguos, más nutritivos. Un problema, valga el juego de palabras, de tomo y lomo, como ven. 

Al otro lado del río, los outsiders, sus súbditos han quedado relegados a una era digital que ya suena desfasada. Estos seres, también monstruosos, muestran rasgos de desnutrición; enclenques todos ellos, no hacen más que chupar las pantallas de las tablets, restos de sabiduría de antaño con la que no consiguen adaptarse. No hay suficientes libros para todos: la obsesión del siglo pasado por las nuevas tecnologías ha erradicado los bosques literarios. Solamente el boca a boca, de abuelos a nietas, de padres a hijas, permite no caer en el agujero de la ignorancia total y absoluta.

Farenheit 451


Fue tanto el deseo, el sufrimiento, de no conseguir leer nada en papel, que el proceso de lectura se ha convertido en destructivo. Los enormes ojos de los insiders devoran sin piedad cada hoja de El Quijote, dando como imposible la opción de reutilizarlos. Solamente hay una posible solución: crear más libros. ¿Cómo? La era del saber táctil ha dejado los cerebros más secos que la mojama... Un debate -a ver si os suena- entre rescatar a los clásicos o narrar historias nuevas -de hombres mutantes siempre se ha hablado, anyway- surge y divide a los intelectuales dominantes. ¿Qué ocurrirá? Lo veremos en el próximo capítulo. Continuará...














Comentarios

  1. Magnífica entrada. Más que La máquina del tiempo, me ha parecido vislumbrar referencias. Apocalípticos e integrados. Y los memes, estupendos.

    ResponderEliminar
  2. Sí, totalmente. Intertexto inconsciente. Gracias ☺️

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Práctica 12. Educación en 2030

2022. Todavía me acuerdo del estrés que pasamos, pequeña Laura. Eran tiempos de incertidumbre, pero todo salió bien. Sacaste el máster, defendiste el TFM, comenzaste a estudiar las oposiciones, y te las sacaste :)  . En 2030 eres feliz en tu trabajo, te lo digo yo…que lo sé de buena mano.     No te subestimes ni pienses que no vas a ser capaz de ser una buena docente. Te vas a ir adaptando a los cambios en la educación y cada año vas a entender mejor las necesidades de tu alumnado. Vas a ser capaz de conectar con los grupos y hacer de su aprendizaje algo verdaderamente significativo. Es más, además de enseñarles, les va a educar y acompañar en una etapa fundamental en su desarrollo como personas.     La educación no ha cambiado tanto, porque su base es esa: formar personas. Es cierto que ahora el papel de la tecnología predomina en la educación. También, algunas materias han cambiado y otras han sido sustituidas, pero nada extremadamente loco ni extraño.   ...

Práctica 12: La educación en 2030 - Isidro Ruiz de Osma

Somos lo que éramos. Ya lo llevábamos dentro cuando lo vivimos hoy. Cuando describí el soneto de Lope a los de tercero y no me atendían porque el calor les desconcentraba, porque no querían concentrarse. He sido el que ya era cuando les he pedido que lo reconstruyan, cuando les he pedido que expliquen su verso favorito, cuando han interpretado el sentimiento humano presente en la frase "Quien lo probó, lo sabe". He sido yo mismo, he sido los que fueron profesores de este profesor. Pero también algo de algún académico, de Antonio Mendoza, de Pedro Cerrillo. Y, detrás, era yo mismo también Montessori, era Ferrer i Guardia, ya éramos yo cuando desmontaban la educación memorística hace más de un siglo. Y es que aún ellos habían sido ya otros, habían sido Erasmo de Rotterdam, de quien sus alumnos decían que no enseñaba sino que jugaba y que aún les parecía el único que enseñaba, pues era de quien más pudieron aprender. Él no tenía problema en darse cuenta de que era los diálogos d...